Bien dicen que tan culpable es el que comete el crimen como el que no dice nada ante él. Esta idea es el motor de “A Silence”, del director Joachim Lafosse, un thriller familiar sobre cómo el silencio también puede generar víctimas.
Astrid (Emmanuelle Devos) está siendo interrogada: su hijo, Raphaël (Matthieu Galoux), acaba de cometer un terrible crimen. La película inmediatamente nos regresa para que veamos qué lo llevó a ello, y cómo un secreto guardado por más de 20 años fue el detonante de todo.
Astrid es una protagonista desesperante, pero esto es completamente intencional: es una mujer acomodada que vive en una bella casa gracias al trabajo de su esposo, François (Daniel Auteuil), un prestigioso abogado que trabaja en un caso muy importante en busca de justicia. Todo parece perfecto en su vida, y lo que no lo es simplemente lo ignora. Cada que hay una pelea, una discusión o algún inconveniente, Astrid finge no escucharlo o estar dormida.
Su pasividad es tal que hasta podría pasar por crueldad, sobre todo conforme la trama avanza, pero Emmanuelle Devos consigue transmitir los conflictos y humanidad del personaje con pequeños gestos, ligeras miradas que muestran el cuestionamiento interno entre su moral y su comodidad. También ayudan mucho los momentos que comparte con su hijo, el único por el cual es capaz de despertar de su soporífera existencia.
Han habido varias películas belgas sobre adolescentes perturbados recientemente, When It Melts y Close son algunos ejemplos. El riesgo al contar este tipo de historias es caer en el morbo o en la manipulación de la audiencia, en la crudeza gratuita para “denunciar”; sin embargo, A Silence evita esto de manera bastante inteligente pese a tratar temas muy crudos. En lugar de irse por el camino fácil y ser explícita, usa el núcleo familiar como una especie de microcosmos de la sociedad y de cómo ésta protege a los ricos y poderosos de actos atroces.
Pese a que desde el inicio sabemos el final, el guion hace un muy buen trabajo en mantenernos en la ignorancia sobre cómo ocurrió. La dirección de Lafosse es contenida: al igual que Astrid, el resto de personajes no expresan mucho, se guardan sus ideas y deseos de tal forma que el espectador está constantemente preguntándose quiénes son realmente.
El resto de elementos técnicos sigue también este patrón: la fotografía es sobria y mantiene la casa de la familia en las sombras, así como la personalidad de sus personajes. El sonido igual evita llamar mucho la atención y decirle al espectador qué pensar, en su lugar prefiere la sutileza, lo cual ayuda a equilibrar el dramatismo propio de la historia (sobre todo el uso muy apropiado del silencio para una parte crucial del clímax).
A Silence es una película que se disfruta más mientras menos sepas de ella, puesto que su efectividad recae justamente en el contraste generado por las fuertes revelaciones que hace en un entorno de aparente tranquilidad y perfección. Puede resultar demasiado enigmática en su intención de dejar que la audiencia interprete los matices, pero cuando todo queda en su lugar el resultado es un muy interesante estudio de personaje que nos invita a cuestionarnos cómo a veces nuestro silencio puede hacernos cómplices.
“A Silence” tuvo su premiere mundial en el Festival de San Sebastián 2023.